El tonelaje generado por el sistema de presión hidráulica determina la cantidad de fuerza aplicada durante el proceso de doblado. Esta fuerza es fundamental para doblar materiales de diferentes espesores. Los materiales más gruesos requieren un tonelaje significativamente mayor para doblarse correctamente sin defectos como grietas o deformaciones. El sistema de presión regula la fuerza aplicada ajustando el flujo y la presión del fluido hidráulico, asegurando que se logre el tonelaje requerido en función del espesor del material. Por ejemplo, mientras que una lámina delgada de material puede requerir solo un tonelaje bajo para formarse, una placa de metal gruesa requeriría una presión mucho mayor. La capacidad del sistema para generar diferentes niveles de fuerza garantiza que la plegadora pueda manejar diversos materiales, desde calibres delgados hasta placas gruesas y pesadas.
La dureza del material que se está formando afecta directamente la cantidad de presión necesaria. Los materiales más duros, como el acero con alto contenido de carbono, el titanio o el acero inoxidable, poseen una mayor resistencia a la deformación, lo que significa que se requiere más fuerza para doblarlos. Por el contrario, los materiales más blandos como el aluminio o el cobre se doblan más fácilmente y necesitan menos fuerza. El sistema de presión de la plegadora hidráulica está diseñado para adaptarse a estas variaciones ajustando la fuerza aplicada en función de la resistencia del material a la deformación. Si la presión es insuficiente para materiales más duros, es posible que la máquina no pueda crear la curvatura deseada, lo que podría provocar problemas como grietas, curvatura incompleta o ángulos inadecuados.
Para lograr curvaturas precisas y uniformes, el sistema de presión hidráulica debe aplicar fuerza de manera constante en toda la longitud del material. Las variaciones en la distribución de la presión pueden provocar imprecisiones como recuperación elástica (el material vuelve a su forma original después de doblarse), flexión desigual o distorsión en el producto final. Una plegadora hidráulica de alta calidad emplea una válvula proporcional o un sistema de control de circuito cerrado para monitorear y regular la presión continuamente, asegurando que la fuerza se aplique uniformemente en toda la pieza de trabajo. Esta consistencia es crucial, especialmente cuando se trabaja con piezas largas o anchas, ya que evita sobrecargas localizadas que podrían provocar defectos o curvaturas irregulares.
Muchos modernos plegadoras hidráulicas Ofrece ajustes de presión ajustables para adaptarse a diferentes materiales y requisitos de flexión. Esta flexibilidad permite a los operadores ajustar el sistema en función de las propiedades específicas del material de la pieza de trabajo, como el espesor, la dureza y la ductilidad. Por ejemplo, al doblar un material más blando como el aluminio, el operador puede ajustar la presión a un valor más bajo, lo que garantiza un proceso eficiente sin desperdiciar energía. Para materiales más duros o gruesos, el operador puede aumentar la presión para garantizar que el material se deforme según sea necesario. La capacidad de ajustar la configuración de presión no solo mejora la versatilidad de la máquina, sino que también maximiza la eficiencia al optimizar la fuerza utilizada en cada operación, lo que da como resultado plegados de mayor calidad y resultados de producción más consistentes.
Para proteger tanto a la máquina como al operador, las plegadoras hidráulicas suelen estar equipadas con mecanismos de protección contra sobrecargas, como válvulas de alivio de presión o sensores de carga. Estas características de seguridad evitan que la máquina funcione más allá de su capacidad de diseño, lo que podría causar daños a los componentes hidráulicos u otras piezas mecánicas. Cuando se trabaja con materiales particularmente gruesos o duros, el sistema de presión se puede ajustar automáticamente para garantizar que la fuerza aplicada no exceda los límites de seguridad de la máquina. La protección contra sobrecarga garantiza que el sistema permanezca dentro de su rango operativo, protegiéndolo contra fallas inesperadas y reduciendo el riesgo de tiempo de inactividad de la máquina. Estas medidas de seguridad protegen a los trabajadores de posibles peligros que podrían surgir si la plegadora excediera sus límites de fuerza diseñados.